Carta de despedida

Hoy vengo a agradecerte por cada beso apasionado, por cada caricia, por cada sonrisa, por cada mentira, por todo lo que alcanzaste a brindarme.

Debiste entender el amor de la Maga, debiste entender que llevarse de la mano a la Maga era como caminar en otra dimensión, ahora las calles por donde caminamos lucen desoladas, y la veredas tienen una tristeza que les embarga, ellas más que nadie deberían entender que no todas las parejas van a volver juntas, podrían hacerlo por cuenta propia o no regresar, pero son ingenuas, tanto como yo.

Apareciste tan cautivante, con unos ojos preciosos, y una sonrisa que me hizo pensar que te había encontrado, pero acto siguiente, como si de un cuento de hadas se tratase, desapareciste como la nada. Y hay algo que aún no logro entender, ¿cómo una persona pudo hacerme sentir tanto en tan poco tiempo y luego destrozarlo todo en un tiempo incluso menor?
Estoy segura de que era mucho más fácil y menos doloroso ahogarse en un lago de manera breve y terrible antes que tener que entender palabras vacías, o besos desinteresados.

Recogí en mi bolsillo todos los pedazos de mi alma para entregártelos, y cuando lo hice solo los arrojaste al viento. Y como diría Cortázar (1963) "esto le tenía que pasar, los escritores son distraídos", no me había dado cuenta, que si algo dejaste claro, que todo fue un simulacro innecesario, como de esos en los que se practica procedimientos absurdos que cuando el caos llega se esparcen como polvo.

Te libero de todo lo que te recuerde a mi, en el caso de que existiese.
Quiero que te vayas sabiendo que eras parte de mi alegría, que te quería y te fuiste, que por tu cobardía esta historia termina aquí.

Me despido con todo el amor que te pude tener.