Y entonces
Despertó, como cualquier otra mañana:
Frío, erizado en la piel, con ojeras
Y con los labios totalmente resecos
Tomó las cosas, se vistió, viceversa,
Se marchó a su rutina sabatina
Palabras, discursos, lágrimas, pretextos
Y justificaciones de dos almas confusas
Marcaban el rumbo de la sesión:
Pauta racional por emotiva
Lágrimas por justificaciones;
Un abrazo por conclusiones,
Proyectiva su intervención
Cambios en lo externo
Jamás en lo interno
Emprendió el rumbo del día
Cogió la ruta habitual
Y se detuvo a recordar todo momento
Que lo inició, mantuvo y rompió
No, no era su tradicional masoquismo,
Era una sonrisa producto de la experiencia
De gran magnitud: 1975 días a su lado,
Ya no se resumían en un efímero instante
(…) Y entonces lo entendió
Que esos abrazos,
Esos paseos por el parque,
Los almuerzos,
Salidas al cine,
Tener sexo,
Y hacer el amor,
Resumir el día en una llamada
De 3600 segundos,
No estarían más:
Ya no habría más
No para él…
Al menos de esa forma
Él debía aceptar que estaba sólo
A partir de ese momento,
La vida debe continuar,
Como un acto de amor para sí mismo:
Viviendo su vida,
Dejando vivir la de otros
Cogió sus cosas y se marchó
Para emprender un nuevo viaje
Aceptando su pérdida;
Pero con la mejor compañía
Que podría tener:
El mismo.
Comentarios & Opiniones
Me encanta su estilo de escribir, tiene un punto sensual y otro extremo, yo también soy psicóloga clínica de profesión, qué casualidad! Gracias por compartir! Un abrazo!