El corredor de la muerte

poema de Jess Fras

Corre, corre,
Que aún el reloj corre.
¿Seré capaz, o siquiera audaz?
Soñaré despierto, o la paranoia me habrá consumido.
Tan grande, aún tan lejano.
Salvación, suplicando sobre rodillas te anhelo.
Grito tu nombre en mil idiomas,
Sólo escuchando a mis mortales enemigas.
Etéreas parecen,
Venenosas sin duda son.
Sus siseos resuenan en la nada.
Oh, me niego a escuchar la música del vacío.

Sus rostros ocultan en invisibles máscaras,
Esperando atacar a la espalda de la tortuga,
Aunque está sea más fuerte.
Kilómetros pasan, y no encontraré el final.
Sigo el camino del olvido,
Aun temiendo a aquel que habré de encontrar.

Oh, jodida relatividad,
¿Qué más querrás de mí?
Me dirijo al norte,
Sabiendo que bajaré ante mis pies.
Subo para ir al sureste,
Únicamente para saber que volveré al mismo lugar.
Giro, y giro,
Sólo para volar y caer.
Oh, ¿quién pinto este cuadro?
Botticelli, ¿serás tú?
O ¿quizás Escher?

(Se acerca la hermosa bestia, dice una voz)
Sufro de miedo,
¿Acaso no todos lo hacemos?
Pánico a mi inmortal enemigo,
Muerte, sólo quiero vivir para siempre.
Maldito egocentrismo de la dama del frío.

Al asosiego, muere nuestro corredor,
Creyendo en un gran poder,
Que ni la muerte tiene.
El trabajo sucio es hecho por manos que no pueden dañar,
Y todos me han de culpar,
Porque a la muerte siempre hay que culpar

Comentarios & Opiniones

Penelope

Duro recorrido nos presentas por ese desesperanzado corredor de tormento que sostiene culpabilidades y tambien a veces inocencias. Gran obra! La he disfrutado mucho! Saludos cordiales!

Critica: