UNA SONRISA AL FRENTE DEL ESPEJO

Pienso, me concentro en mis fugaces pensamientos
Comparo mi retrato con la sonrisa que mis labios construyen
He me ante el espejo y más allá de él me ausento
Los fugaces pensamientos me son ajenos y huyen

Mis recuerdos refulgen en mi mente y me ciegan
Los malos desaparecen y los flébiles emergen
Lágrimas etéreas acarician mis mejillas y se ahogan
Cual melancolía insondable, los hostigamientos en el pecho emergen

Sonrisa vigorosa que, ascóndita, pretende ser pública
Inmortalizando e irrumpiendo en las mentes de los que voltean a verla
Sonrisa pretenciosa que significa mucho y nada
Y que ahora se ahoga en un mar gélido de lágrimas

Y cuando el incesante hostigar en el pecho es el aventajado suplicio
Las lágrimas cesan, la sonrisa deja su apócrifa esencia
Los recuerdos, aún presentes, se desvanecen con dolor
Palidecen como la oscuridad al comienzo del albor
Y he me, otra vez, al frente del espejo dónde apenas puedo notar mi rubor

Lágrimas secas que hacen de mi rostro una mascarilla dolorosa
Me resisto a limpiarlas, a deshacerme, una vez más, de mi sincera vitalidad
¿Acaso no merezco mostrar que soy real?
Limitarme a continuar con mi rutina resulta, de pronto, ajeno a la locura

Desgastado rostro que es lavado y cuya acción no reconforta
Manos presurosas de encontrar herramientas capaces de dibujar sonrisas sinceras
Egocentrismo que yacía mucho tiempo resultaba divertido
Labios ardientes que olvidaron su función principal

Cuerpo perfecto para los demás, pero asqueroso para su portador
Prendas que adornan y satisfacen al espectador
Tacones baratos y gastados que poco importan, pero los usas
Joyería barata que decora y aún, a tus 37 años de edad, te resultan confusas

Y, finalmente, estás lista para arrebolar
Es fácil, ¿verdad?