17/06/13 Querida alma extraviada…

Mi reloj de arena se quebró y me he quedado atrapado en la nada, pensando en miles de momentos del pasado –Pensando sobre todo en ti- Sé que jamás leerás esta carta, ya sabes, mi cobardía me impide enviártela.
Te escribo con sangre diluida en ron, para darles un poco de sabor a estas letras amargas, que tratan de embriagarte y así vuelvas a mi. ¡Quédate apegadito a mi alma, aunque tus ojos jamás me besen el sexo! -¿De qué sirve sin amor… sin pasión?- Únete, mézclate con mis sábanas, aunque sea por un momento. “Unas partículas de tu aroma, serán suficientes para soportar una eternidad sin ti.”
Bésame en la frente cosa mía, solo por esta noche, mientras dure el efecto de la QUETIAPINA mezclada con tequila y el sabor en mi boca, de una que otra ranchera, que te he dedicado sentado sobre la soledad de este cuarto de motel.
Dibujo una y otra vez tu nombre en el espejo empañado. La espera gotea, -¡Cae al suelo corazón!- el tren pronto partirá, la muerte no aguardará más…
… y ya solo quedan dos gotas en la botella.