La enfermedad de la naturaleza - Intervención humana

La niña caminada ensuciándose los zapatitos con barro y jugaba entre vacas y sus simpáticas colas. Corría con las mariposas que la esperaban en la mañana, reposaba en los mantos verdes que le brindaba la tierra, cantaba junto al viento y las hojas derramadas en el suelo, se despeinaba por culpa de las ramas sobresalientes en su camino y siempre en compañía de cuadrúpedos pequeños, los perros. Hablaba con los pájaros e imaginaba su vuelo, sentía a los árboles como sus mejores amigos... y los abrazaba cuando estaban tristes y los escuchaba cuando les faltaba oído, a veces solían llorar con ella, otras... sólo se sentían afortunados de tenerse.
Se aferraba a las flores y su alma crecía, aprendió de la tierra, del cielo y del aire, del valor de una gota de sol para las plantas y de los supuestos llantos del sauce, de las abejas y las hormigas, de la mirada de un caballo y lo que decían los demás animales, descifró el canto del gorrión y el movimiento de las alas del colibrí; así crecía la pequeña y creció tanto que abandonó su aventura.
Un día quiso volver y recordar esos momentos que la llenaban de vida, ya hecha una mujer piso esos mismos caminos con destino a los brazos cálidos que sintió en algún momento... pero el humano ya había intervenido con sus frías manos, ya no cantaban pájaros... existía el ruido del vehículo, ya no estaba el sauce sonriendo... ahí sólo había cemento, ya no cantaba el viento porque lloraba diseminándose contra cuerpos, contra ventanas, contra el tiempo.
Se lamento días seguidos sin entender que había pasado, miro a su alrededor en su hogar, en su trabajo, en su vida...y vio que había ocurrido exactamente lo mismo.

08 de Enero del 2016

Comentarios & Opiniones

La musa del árbol

Lindo poema de su autoría Almma. Saludos poetisa.

Critica: 
Javiera Osorio

Gracias, fue algo que escribí así nada más. Saludos poetisa amiga.

Critica: