Dos que esperan uno

En la distancia hay dos seres que se extrañan,
unas ganas que idolatran el futuro encuentro,
dos miradas que buscan coincidir en el cielo,
allí, entre cientos de lágrimas que empañan.

Existen suspiros prófugos en cada llamada,
miles de conversaciones amparadas en textos
y pupilas que se dilatan al leer los crescendos,
que el silencio de a poco crea en su magia.

Amanecen ganas de encontrarse en otra cama,
manos que perdidas se buscan en las sábanas,
con labios sufridos porque no se acompañan
y abrazos furtivos que se aferran a la almohada.

Hay dos cansados a falta de masajes, almas,
sin caber en ansias, poros que anhelan erizarse.
Espaldas sin recorrer, pechos sin juntarse,
sin horarios, siendo estaciones que colapsan.

Hay dos corazones sin compartir sus latidos,
tristes hasta la oportunidad de hablarse.
Pensando en el dolor amargo de la espera,
hay dos que son uno, esperando juntarse.