SANTA CENA

Tú nunca te importaste con las incontables palabras presas en mi garganta
Y nunca percibiste que sólo por ti mi alma anhela
Que hice transbordar de llantos las copas de la santa cena
Y ensopé de lágrimas la toalla de esta cena santa.

De tanto esperarte solitario
De bruzado y pensativo en esta mesa
Vi a mi amor convertirse en un calvario
Sentí el llanto descurrir en mi alma como correntosa.

En uno de estos días nuestras almas se atraían como un Imán
Y mi mente no conseguía pensar en otra cosa que no fueses tú
Hoy padeciendo de ansias te espero mañana tras mañana
Con el pecho mojado por el lloro que no he logrado contener.

Al recordar de tu alma que niega
A la mía dentro de mi propio cuerpo
Aunque tú no lo creas
Yo nunca más olvidaré tu rostro

Ni tus gestos a veces de amor intenso, a veces de pura amistad.
Viniendo a mí de madrugada...
Dejándome en esta eterna nostalgia
Dejándome sin amor, sin alegría, sin nada.

Pasan los años y la mesa sigue puesta
Y yo sigo esperándote sufriendo
Por desear tanto tu cuerpo que nunca toca
Al mío, mismo que venga yo a merecerlo.

Tú nunca te importaste si en esta cena tengo yo sonreído o llorado
Si estoy mal o si estoy bien
Si estoy satisfecho o angustiado
Sólo sé que después de ti nunca más amé a nadie!

Vendrán los días en que no más imploraré que tu cariño
Me envuelva de repente y que me dé aliento
Que no más asentarme he a la mesa solo
Teniendo tu presencia sólo en pensamiento .

Vendrán los días en que libertarme he de tus
Encantos que me dejan sin salida
Y que no más pediré a Dios
Para traerte de vuelta a mi vida.

Vendrán los días en que no más tendré de comer este pan.
Con gran disgusto
Que no más esperaré que entres tú en mi corazón
Para envenenarme con tu propio vino, que tengo puesto

En estas copas límpidas de cristales
Que mi sangre cambió a rojizo los bordes otrora sin color
Cuando sentí en mí interior
El dolor de los cortes de láminas de metal.

Que me cortaran sin que al menos lo percibiese yo
Y he perdido la cuenta de las veces que tu imagen conturbó mi mente
Si en esta santa cena toda esta tristeza en mi rostro no se estampase
No traería yo en el cuerpo esta alma plangente.

Que ante una cena padece de hambre
Hambre ... sí, hambre de amar
Me paso las noches en vela a gritar tu nombre
Y ya no consigo escribir sin llorar.

Pues escribo para ti solamente
La esencia de este amor sagrado
Creo versos desesperadamente
Bebo a tragos el vino del pecado

Me emborracho y mis ojos derraman lágrimas de cristal
Entre la santidad y la profanación empiezo a oscilar
Aunque tú no vuelvas para mi nunca más
Pero yo nunca dejaré de amarte.