CXXXVI

No tienes que continuar repitiéndome
que la vida es solo un perpetuo cambio
en el que todo se acaba
y no hay sentido en tratar de detener
las manillas del reloj con tu mirada.

Yo sé, yo sé y me sigo repitiendo que yo sé
pero todavía se me hace difícil
creer que talvez nuestro último encuentro ya pasó.

También sé que conoceré más amores
y que por lógica o por aritmética
siempre se puede calcular una moraleja
de cada vez que nos olvidamos como se siente
el tibio aire entre nuestros labios
cuando casi nos besamos
pero