Poema I
Desde la arena, pequeñas bajo el cielo, observábamos el mar: Salvaje, lejano, e infinito. Las olas nacían y morían ante nuestros ojos. Pintadas de azul, reflejando el oscuro y brutal cielo nocturno.
Era difícil diferenciar donde terminaba el mar, donde empezaba el cielo. Llegué hasta a creer que en realidad eran lo mismo.
Muchas veces había visto el mar, nunca antes había visto ese paisaje, habitado por la oscuridad, y el final de todo:
Era la espesura de la noche, en dirección hacia lo eterno. Era el rostro de todo lo desconocido. El canal de nacimiento de monstruos, y nuevas maravillas. La entrada y la salida. La entrada del mundo. El lugar donde el cielo y el mar se unen.
La luna posaba en la altura, asomaba tímidamente entre la penumbra. Poco a poco, el viento fue descociendo su vestido de nubes, descubriendola ante nuestros ojos maravillados. Entonces la oscuridad comenzó a morir, y los nuevos colores en el cielo comenzaron a aparecer.
La luna reinaba sobre el mar, enmarcada entre nubes grises que, como un sendero, parecían invitar a nadar hacia el universo.
Comentarios & Opiniones
Excelentes versos cargados de bellas metáforas y profundos sentimientos. Recibe un fraternal saludo y todas las estrellas para tu hermoso poema.
Saludos. Su escrito es interesante, amplio, bien narrado, instructivo, con lenguaje que permite comprender el mensaje, de bellas imágenes. Grato es leerlo. Reciba mi amistad respetuosa.