Té

Cierta ocasión del día
en donde no hubo disonancia entre nosotros
la tregua apareció como una distinguida anfitriona
invitándonos a pasar como la mejor opción descubierta,
así pude probar y distinguir
una astringente y envolvente melodía,
esta se desprendía del suave aroma que se volatilizaba
junto con mis posibles poemas líquidos que prosperaban
en un pictórico cuadro de mansalva,
cuando una cierta curiosidad onerosa
nos obligó a descender precavidos con mirada pasiva
hasta los certeros cambios impresos del alma,
esos que nos llaman a miramos en calma
frente a frente para reconocernos en el fresco deguste
de cada sorbo balsámico destilado,
sesgado como aquel alumno que desea declarar
ante el profesor expectante
que ha prodigado la fungida e inefable lección elegida;
oh coronado amigo, confidente presencial
de tostado sabor distinguible,
eres el más sensato en esta mesa y en mi paladar
diciendo todas esas verdades en justa dicotomía,
oh brebaje de absorbidos espejismos coloridos
he probado el tiempo ecléctico que se dilata
en cada silbido melifluo agazapado
desde el dintel de la ventana iluminada
invitándonos a conversar y a guardar secretos serenos
en este momento que solo será de nosotros
tus acompañantes acérrimos,
¡los bebedores ceremoniales !