EL INFORTUNIO DE GABRIEL

En lo más alto de los cerros de Bogotá el frío de una noche recubierta de nubes grises rojizas agiliza los pasos de Gabriel, camina rumbo a su casa temeroso por lo que le acaba de ocurrir, el grupo más peligroso del sector ha vuelto a merodear, esta vez en los billares; disfrazados de miembros de la autoridad piden al dueño su turno para jugar, uno de ellos golpea fuertemente la mesa varias veces para llamar la atención, Gabriel que no deja pasar por alto esa novedad pide amablemente silencio, pero ellos que no quieren precisamente mostrar su lado más cortés responden agresivamente en contra de Gabriel, en seguida lo atan hacia uno de los bancos desde donde se observa la vitrina de licores, acto a seguir se marchan desordenando todo a su paso y lanzando improperios y amenazas hacia todos los que allí se encuentran, David el más peligroso de la banda se le olvida confiscar los elementos con los que Gabriel cuenta en situaciones de emergencia, entre ellos una navaja que lanza con precisión en el cuello hacia uno de los delincuentes que cae derrumbado al suelo desangrándose rápidamente, David ordena a su grupo perseguir a Gabriel que disparado como una bala desaparece del billar, no se explica cómo logra liberarse y correr tan rápidamente hallándose a unas amplias y pocas cuadras de su casa, por desgracia el cansancio empieza a cobrarle factura a Gabriel, y con unos tragos en su cabeza se desmaya impensablemente, David lo toma de los brazos y lo arrastra a un callejón sin salida, lo golpea en el rostro, y los demás integrantes del grupo participan en la acción; aturdido, desorientado y con varios moretones en el cuerpo Gabriel intenta escapar, sin embargo todo su plan se ve abortado al observar que irremediablemente será asesinado, decide hacerse el muerto y en lo posible contener la respiración quedando completamente estático, David al desenfundar el arma y apuntar directamente hacía Gabriel es interrumpido por uno de sus secuaces para que no dispare, que no tiene sentido desperdiciar balas en un muerto, el grupo cae en el engaño dejando abandonado y a la deriva al pobre Gabriel quien con suerte se salva de una muerte casi segura, deja pasar unos minutos hasta asegurarse de no ser observado por el grupo delincuencial, con dificultad puede moverse, y a gatas alcanza a llegar cerca de una gran avenida donde desganado y sin fuerzas logra tomar un taxi que lo lleva directo a su casa, al otro día los periódicos y los medios no dejan atrás el infortunio por el que Gabriel acaba de pasar, y se entera que unas pocas horas después de quedar sólo en el callejón, los miembros de la banda fueron atrapados; la información con la que no cuenta Gabriel, es que uno de los policías que ayudó en la captura del grupo trabaja activamente para ellos…