NIÑOS EN EL COSMOS

Parte I
Estaba muy cansado aquella noche. Como de costumbre después de un arduo día de trabajo, pase al club a jugar billar, pero solo fue un saludo a la bandera, como se dice, pues estaba tan agotado que ni el taco quería tomar. Me retiré temprano y me fui a mi hogar.
Al llegar a casa mis hijos estaban viendo televisión, los saludé con un beso en la mejilla y les dije que me iba a acostar, hice una inspección por la casa hasta llegar a mi habitación, me acosté rápidamente, sin dejar de cumplir con los protocolos que un hombre de mi edad realiza antes de entregarse en los brazos de Morfeo.
Debe haber sido como las cuatro de la madrugada, cuando me desperté sin saber la razón, mire hacia la ventana, puse oídos a ver si escuchaba algo raro, pero nada pasaba, enterré la cabeza en la almohada y me dispuse a dormir. Desperté nuevamente, pero esta vez porque oí una voz que me habló en un tono suave pero con autoridad, dijo: “si no despiertas perderás la oportunidad que siempre me has pedido”…
Salté de la cama rápidamente y en alerta, escudriñé toda la pieza de un solo vistazo, pero no había nadie, salí de la habitación a la sala de estar y luego al comedor y nada hallé, me dije: ¡o es el cansancio o la cafeína!. Estaba a punto de dormir cuando nuevamente esa persona me habló pero esta vez con una voz tranquila y suave, me dijo: “No es la cafeína, yo soy… acompáñame”.
Y sin que yo le respondiera ya estábamos en otro lugar…
No podía creer lo que estaba pasando. Yo que no era yo… en el espacio exterior, en un lugar que no había visto ni en películas de ciencia ficción, como si estuviera flotando y a mi alrededor muchas personas, que no eran personas… es que no tenían forma humana (yo tampoco), más bien parecían pequeñas estrellas brillantes, semitransparentes e irradiaban luces de múltiples colores, estaban conversando de una forma, como decirlo… multidimensional. Eran miles y todos estaban atentos al que exponía y se sentía la alegría y la tristeza, el amor y la empatía de todos hacia el “ser” que exponía. El que me fue a buscar me dijo que observara sin preguntar y sin intervenir, que las respuestas están en mí, así como en todos nosotros.
Léelo con el alma… si no crees, no te preocupes disfrútalo y si crees, no te preocupes disfrútalo.

Parte II

Lo que vi, me dijeron y experimenté es lo siguiente:

En los confines del universo se reúnen a conversar,
intercambian experiencias vividas en los diferentes planos
en los que se aventuran a explorar.

Solo observan sin interactuar con los seres que ahí habitan.
Analizan su desarrollo intelectual, psicológico, espiritual,
material, su morfología y todo lo demás.

Cuando alguna especie les parece interesante de estudiar,
ellos se transforman y materializan copiando sus formas y se
mezclan para pasar desapercibidos y estudiarlos más de cerca.

En ocasiones, cuando los seres estudiados son más complejos,
Porque han logrado algún tipo de comunicación o son capases
de pensar, analizar y/o cuestionar.

Ellos nacen y crecen a su imagen y semejanza. Comparten y viven
como uno más de esa especie sin mostrar lo que realmente son.
Aprenden como hijos y enseñan parte de su conocimiento universal.

Ellos son seres del universo al igual que nosotros, con la libertad
de estar donde quieren, a veces en una estrella, otras en un planeta o viajando entre constelaciones.

No duermen, no necesitan descansar, están siempre en movimiento,
siempre haciendo algo. Tienen una organización jerarquizada por naturaleza,
por esencia, por creación, por nacimiento, por experiencia.

Ellos saben quién creó los universos y todo lo que en ellos existe, saben cuál es su misión y como deben actuar, todos saben lo que tienen que hacer
y todos hacen lo que necesitan hacer, por el bien del universo.

Hay quienes tienen el poder de saltar a otros universos, pero de ellos
no nos corresponde hablar.

En los confines del universo se reúnen a conversar, nunca están todos,
solo los que regresan de haber estado en algún lugar especial y quien los escucha es un ser de la alta jerarquía universal.

Dan cuenta de lo aprendido y lo que pudieron enseñar.
Una vez hecho esto, si ellos quieren, pueden regresar o pueden hacer lo que deseen en cualquier lugar.

Son seres especiales que saben que el universo es su hogar
y que deben cuidarlo, mantenerlo en actividad, que
siempre exista equilibrio de las energías, de la luz y la oscuridad.

Que no haya demasiado silencio o ruido, que la vida fluya, que siempre
gire la rueda del amor universal. Hay algunos que nunca se han
materializado en ningún planeta donde habitan seres como nosotros.

Pueden hacerlo si lo desean o si lo creen necesario, pero nunca lo han hecho.
Siempre están viajando entre las galaxias, les gusta estar en los lugares
donde nacen las estrellas.

Disponen y tienen la energía de miles de millones de estrellas.
Mi guía me dice que en esos lugares cada cierto tiempo millones de años
o eones nace uno de ellos y uno de ellos muere.

Pero la muerte de ellos no es como la que nosotros llamamos muerte.
La muerte es renacimiento, es transformación, es cambio, es crecimiento,
es despertar en una nueva conciencia, es evolución.

Pasan a un nivel más alto de la creación,
tienen la energía vital de millones de galaxias,
las mantienen en actividad, a su cuidado y protección.

Es como una simbiosis, con la diferencia que no estamos ablando
de organismos biológicos, sino de seres de la más pura y especial energía que existe en el cosmos.

Parte III

Sentí un leve empujón y estábamos en un prado de hermosas flores de color violeta, que me recordó al instante mi tierra natal en la Región de Atacama de Chile, en donde nuestra Madre Naturaleza cada cierta cantidad de años nos regala hermosos paisajes de flores, en el desierto más árido del mundo, al fenómeno espectacular lo llamamos “El Desierto Florido”.
Extrañamente me sentí un poco ahogado al estar nuevamente en mi cuerpo humano, nos sentamos, mi “guía” me miro con una sonrisa serena, esperó a que me sintiera cómodo con mi cuerpo y me dijo que era necesario que los seres humanos sepamos más sobre las razones de la vida, que no todos los seres humanos son como nosotros, que hay muchos de nosotros que no recuerdan su presente, que hay que ir despertando a los demás para mantener el equilibrio.
Que esta especial energía es la que mantiene con vida toda la creación, por eso somos tan importante los seres humanos de los diferentes planetas de las diferentes galaxias. Somos como un pequeño generador que mantiene encendido un foco en la oscuridad de la noche.
Que todos somos uno, así es y será por siempre jamás.
Conversamos un poco más, me dijo que estábamos en un momento crucial en la tierra, algo respecto a las vibraciones en la galaxia y todo lo que está en ella, recalco que tenemos que despertar, luego me indico que nos reuniríamos nuevamente y me regresó a “casa”.
Qué extraño llamarle casa a un lugar tan pequeño, de espacios cerrados, lleno de oscuridad y además frío. Siempre pensé que mi casa era acogedora, sobretodo mi pieza, ahora tendré que modificar algunas cosas para sentirme realmente en casa.
Me quedé pensando en lo que me había ocurrido, no me quería dormir, porque no quería perder ningún detalle de lo acontecido, como ser humano no soy bueno para recordar las cosas al detalle, por lo tanto, soy malo para describir, así que siempre trato de analizar y entender para luego sacar conclusiones y ver qué acciones puedo tomar.
Sé que les falta mucha más información, pero es todo lo que les puedo describir por ahora, cada uno puede sacar sus propias conclusiones, espero les haya traído recuerdos…

“Todos tenemos que cumplir un ciclo y esta “vida” si se le puede llamar vida a la existencia eterna de nuestra creación, es una constante evolución…
Es una rueda que parte de una insignificante y microscópica partícula subatómica que carga la “especial energía” que da vida…
Nosotros estamos en una etapa inicial, somos los “Niños en el Cosmos”, en esta escala poliuniversal, es por eso que nos reunimos siempre a conversar, para contar lo aprendido, para escuchar relatos de nuestros hermanos y para recibir y dar mucho amor, que es la más pura y poderosa especial energía que nos da vida y que mantiene unida toda nuestra creación.