Demonios en el cielo

He perdido mi fe en la mayoría de la gente,
la mitad no son personas,
siempre pierdes el tiempo si razonas,
ninguno tiene ni dos dedos de frente.

A veces siento pena,
les anima reírse de los demás y sus desgracias,
autores de las peores falacias,
dan demasiada vergüenza ajena.

Solo saben divertirse de esa manera,
quieren que te sientas mal,
quieren verte arder,
quieren que acabes fatal,
como si fueras papel,
ante las llamas de una hoguera.

Tristemente no puedo esperar más del hijo de una ramera,
me cuesta tratar como persona a esa especie en peligro de expansión,
no me siento mal diciendo el tipo de futuro que le espera,
así que lo explicaré a continuación.

Probablemente no tendrá trabajo,
vivirá debajo de un puente,
caerá en lo más bajo,
tendrá el aspecto de un muerto viviente.

Verá que es un desgraciado,
un borracho,
un fracasado,
su único alivio será el pensar que al menos tuvo neuronas siendo muchacho.

Es triste que tenga que escribir sobre personas de este tipo,
pero antes que hacer llegar la sangre al río,
prefiero hacer llegar la tinta al papel,
es otra manera de desahogarme,
evitando rebajarme a su nivel.