SILENCIO DEL OTOÑO

El silencio del otoño
envuelve los misterios de la noche.

Noche escandalizada
con los misterios del alma
que se encuentran desolados,
por la ausencia de abrazos
que se niegan en la distancia.

Distancia que apunta y ataca
sin medir gestos ni palabras.
Utopía, utopía que embarca
el rocío, las estrellas y las ramas deshojadas.
El soplar del viento que se inmortaliza
desde las más altas montañas,
repite una y otra vez: de aquí no te vayas.

No te vayas a otras cumbres marchitadas,
quédate por mucho tiempo en las ramas deshojadas;
esas que se las lleva el viento y rozan la esencia de tu alma.

Tu alma, mi alma, juntas en la rama
del árbol de las esperanzas
derramando la magia
de cada morfo y alomorfo
que esparce tu boca en mi boca.

Y que juntos en utopía inmortalizada,
volaremos como las aves,
por el inmenso azul del cielo,
entrelazados en un solo canto llamado:
¡Felicidad!

Felicidad de otoño
en medio del retoño
del silencio que la noche
acobijo sin reproche.