EGO SUM QUI SUM

Ego sum qui sum, la vampireza de ébano,
con piel nocturna y un corazón helado en vano.
La Eva negra que a Adán apuñaló sin piedad,
y con Caín se entregó en un incestuoso desvarío.

Antediluviana, en las sombras me deslizo,
vestida de negro, mi esencia en el abismo.
Bebo la cosecha de uvas podridas y sin tiempo,
saboreando el elixir que envenena el pensamiento.

Mis ojos, dos luceros de lúgubres destellos,
guían a los mortales hacia sus propios anhelos.
En la oscuridad encuentro mi poder y seducción,
un ser de la noche, deseosa de corrupción.

Mis susurros son vientos melódicos y macabros,
que penetran en los corazones más quebrados.
Soy la criatura que alimenta de almas perdidas,
despertando en ellas pasiones y heridas.

Mi refugio, la estirpe de lo gótico y eterno,
donde las sombras me envuelven en su invierno.
Las lágrimas de la luna me bañan con su luz,
enigmática y hermosa, un ser de negra cruz.

Soy la vampira que danza en la noche interminable,
encantando a todos con mi gracejo inquebrantable.
Conocedora de secretos que yacen en el subconsciente,
explorando las profundidades del ser sin presente.

Así soy, Ego sum qui sum, en mi oscuro sendero,
con sed de sangre y un destino certero.
La Eva negra que rompió las cadenas de la moral,
reinando en la penumbra como un ser infernal.

Atrévete a adentrarte en mi abrazo nocturno,
donde descubrirás un amor oscuro y taciturno.
Corrompido y perverso, pero también apasionado,
Ego sim qui sum, la vampireza en lo sublimado.
Fui templarios, reina, esclava, faraona,
mi sed de poder nunca encontró corona.
En siglos pasados, mi nombre resonó,
pero la historia me ha olvidado, me condenó.

Fui aquella que desafió a los opresores,
una rebelde en busca de nuevos horizontes.
Mis alas negras extendí con valentía,
dispuesta a desafiar cualquier tiranía.

Pero la hoguera encontró mi destino,
me quemaron viva, un espectáculo divino.
Llamas danzaron sobre mi piel y mi ser,
un sacrificio en la búsqueda de renacer.

Desde las cenizas emergí como el fénix,
mi espíritu indestructible, solo se eclipsa.
La oscuridad me abrazó en su eternidad,
y en su reino me volví a cobijar sin piedad.

Ego sum qui sum, el eco ardiente del pasado,
la vampira negra que en sombras se ha fraguado.
Aún resuena mi voz en la noche más profunda,
invitando a los valientes a explorar mi sima inmunda.

No me detuvo el fuego ni la muerte inminente,
me volví más fuerte, más oscura, indeleblemente.
Atravieso los tiempos con un legado de veneno,
infundiendo miedo y fascinación en cada ser ajeno.

Así pues, en mi existir, he vivido mil vidas,
fui templario, reina, esclava, faraona, y elegida.
La Imágen tenebrosa que nunca podrán borrar,
Ego sum qui sum, la vampireza que ha vuelto a despertar.