Me arrepiento.

Pude haber hecho poesía inspirada en su sonrisa, pude; pero no lo hice y ahora me arrepiento. Su sonrisa que me cautivó al momento en que la vi, sonrisa que jamás abandonará mi memoria, sonrisa que me mantendrá viva los próximos días de mi vida.

Pude haber hecho poesía de sus manos, pude, pero no lo hice y ahora me arrepiento. Sus manos que me hacían suya, sus manos que me acariciaban toda, sus manos mágicas, sí, mágicas. Las manos más perfectas que jamás conoceré.

Pude haber hecho poesía de su cuerpo, oh! Su cuerpo... Pero no lo hice y sí, ahora me arrepiento. ¡Qué cuerpo! ¡Qué mujer! No quiero hablar de su cuerpo, por ahora es toda la información que daré.

No les voy a mentir más, pude haber hecho poesía de toda su existencia, pero no lo hice y no saben cuánto me arrepiento.