Letras que arden

El mejor consejo que me pudieron dar
cámbiate de casa vete a otro lugar
olvídate de ella y quema tus poemas
quema sus recuerdos que están en tus letras.

Mis pasos no lograban comprender
mi semblante caído no quería perecer
los coches bajo el puente me invitaban a ceder
y la lluvia me suplicaba regresar a casa.

Y regresaba a leer mi libreta
con su olor a páginas viejas
y me hacían ver hacia tu retrato
para recordar todas tus quejas.

Mis letras me preguntaban a diario:
¿Quieres que nos vayamos también?
lleno de rabia encerraba con llave
mi libreta en el armario.

Y el polvo del sofá se rebeló
junto a las botellas vacías de cerveza
que antes consternadas me observaban
con compasión y afecto desde la mesa.

No soporté tal anarquía
y rompí las botellas
subí el sofá al coche
también a mi libreta
sin escuchar sus reproches.

Pasé por aquel puente que nunca me ayudó
el viaje en carretera no me apaciguó
las veredas hacia las montañas me recibieron
con sus brazos abiertos ellas me entendieron.

En medio del bosque
acomodé el sofá polvoriento
todavía no era noche
y muy fuerte soplaba el viento.

Emprendí mi largo viaje
con ese buen consejo
quemar los poemas que te escribí
no quedaría ningún verso.

Sentado en el polvo de aquel sofá viejo
donde té hice el amor tantas veces
las hojas de la libreta nadaban en el fuego
como si fuesen alegres peces.

Pero algún poema era demasiado largo
pues sus brasas no quisieron mi letargo
al sofá no quisieron dejarlo
incendiaron mi sueño
incendiaron mi cuerpo
y mi viaje había empezado.

¡Cómo arden tus letras!
¡cómo arde la inspiración de tu alma!
¡cómo arde nuevamente mi cuerpo!
en este sofá viejo.

Hoy soy las cenizas de este lugar
pero quemar tus poemas
es quizá el peor consejo
que alguien que amó a sus letras le pueden dar
por que algún día todas tus letras se han de vengar
por querer ocultarlas y por intentarlas olvidar.

-En homenaje a la canción Pyro de Kings of leon-