Miedo y sed

Tuve miedo
y sed
y me agarré a la farola.
Luz artificial
que calmaba
de algún falso modo
y con falsa modestia
mi falsa búsqueda.

Vi los trajes
y los ajuares
de muchos buscadores,
marineros,
traficantes,
piratas,
genios encerrados
en sus lámparas.

Todos ellos me enseñaron
el envoltorio
y los disfraces
y yo, como aquel escritor
llámese como se llame
tampoco tenía traje
ni antifaz
y tampoco sabía
que simplemente
estábamos todos jugando.

Quiero soñar
y la llave está echada
y si me alejo del amor
como del río
y del ruido del agua
que apacigua mi mente
y me deja ser,
no soy.
Solo juego. Y si solo juego
ya no sé dónde
ni hacia dónde
ni si vale la pena
compartir un ápice de mí
sin disfraz ni máscara.

Será que hace demasiado tiempo
que una no sube a una montaña
para recordar con la piel.