En la alta noche

En la alta noche, como en la alta hierba
se trazan los planes.

Ellos se sientan, debaten;
entran en consenso.

Procurando no hacer ruido, a veces
me creo espectadora de una actividad
silenciosa, mística, imperante.

Cojo la cámara, o la libreta,
o agudizo el oído
y tomo nota.

Y ahí, en ese silencio,
el telón se abre
despacio,
para engañar al tiempo
y matizar detalles.

Se abre. Se levanta. Se transforma.

Y veo sus barcos, sus aviones,
sus naves estelares,
sus broches de oro,
incluso su hambruna.

Ahí, en un espacio infinito,
cierro los ojos
y me atrevo a concluir
que todo lo que puedo llegar a imaginar,

es un espectáculo
perfectamente calculado.

Por que en la noche, como en la alta hierba;
se trazan todos los planes.