Vieux Papes

Susurra el viento una canción despierta.
Melodía traviesa que al mar aclama.
Las manos buscan la pasión descubierta
de acariciar con un beso la piel que ama.

Te busqué en la mirada, como un espejismo,
me llevé en el reflejo del atardecer.
Un vino tinto suscitó galante al lirismo,
y con mi Vieux Papes te comencé a querer.

Los dichos se pronuncian al hablar,
el deseo se contuvo por un instante.
Dejé quieto los ojos que querían mirar,

un brindis entre copas sonó acechante.
Los labios detuvieron las ganas de besar,
pero no la intención de ser tu amante.