Carta
Ni siquiera guarde tu perfume en nuestro té preferido, yo sabía que todos se van, aunque nunca lo imaginé tan vivido. Ahora que es real mi piel lo rechaza y siente tu ausencia hasta mi perfume, ese que te protegía cuando el pánico te dominaba.
Pienso en esta ciudad que tanto maldecías, sin tus lágrimas ya no es la misma.
Veo al vagabundo de la esquina cuyos ojos tristes esconden a Jesús, sufriendo por tus sonrisas que jamás volverán a hacerlo sentir persona.
Ya se, quizás es la lluvia, que trae la humedad, esa maldita que atraviesa mis huesos como un chuchillo desafilado. Me recuerdan tus palabras que hablaban de cambio y para mi eran un sable en el pecho.
Todo cambia, para seguir siendo los mismos, hombres y mujeres marchando con orejeras, sin ver las bendiciones que nos rodean y luego nos invade la nostalgia, esa enemiga que te recuerda que lo bueno ya pasó.
Y aquí estoy en una ciudad que me envuelve en pesadillas cada segundo, marchitándome.
Tomo un suspiro de té amargo en tu nombre, quizás el último y vuelvo a la rutina de un hombre solo, invadido hasta los huesos por una ciudad sin poesía.
Comentarios & Opiniones
Interesantes letras, de significativa expresión. Un gusto leerte. Saludos.
Gracias Cecilia, muy amable tu visita!
Añorancia,tristeza y soledad. Buena obra. Saludos.
¨...una ciudad sin poesía...¨Se puede oler la nostalgia y estremecer con el dolor de la ausencia en cada verso.
Muchas gracias Acnamalas, muy gentil!
Muchas gracias Giann, muy gentil!
Preciosa poesía un placer leerte estrellas y saludos poeta
Gracias Anie