El Caparazón

poema de Antonio Liz

No tengas miedo de agregarte a mi agenda, luego llegaré a ti, sin ningún tipo de problema. Es el pétalo de una rosa que tu mente imita, con sensibilidad de caer y también perecer. No enfrentes la lluvia que arruina tu polen, no eres capaz de sacarme las lagrimas que tu ser dispone, tampoco tu aguijón me regalara una herida, aceptó mil veces si te crees la tóxica y dańina. Si es para representarse de lo que eres, no me busques en el calor de madre, y nunca en un abrazo de un amigo formidable .Existe el murmullo de que somos cajas de sorpresas, inventa tres, hasta cuatro, o tal vez unas docenas, multiplicalos por tus días y horas perdidas, y veras que analizando reflejaras vejez.

Por tu mente pasa la definición del odioso, del raro, y aquella persona de mal agrado. Razon solo se esconde cuando supones, pero sin tiempo invertido en mí, jamás sabrás lo que desconoces. Nunca te he invitado a compartir, y menos me interesa saber de ti, es la moneda adecuada que eliges tu de mi, te la devuelvo como inversión de ojo por ojo, y diente por diente.. No representó la mejor idea, y menos soy transparente para ser la mejor elección que deseas. Increíblemente creo mucho en ti, el respaldo se encuentra con firma de cheque, con valor invertido para tu porvenir. Piensas y te animas, insinuas de hablar conmigo, pero por nada recapacitas. Escoge aquel martillo adecuado, y rompe el caparazón para que te des cuenta que estoy de tu lado.