NO ASPIRO A GRANDES RIQUEZAS

No aspiro a grandes riquezas
ni en afanosos negocios pasar el día.
No anhelo fama ni reverencias
que poder sobre otros hombres glorifiquen.

Nada me es más grato que oír la lluvia
entre las sábanas y al calor de mi amada.
Y escuchar los arroyos sentado en la hierba
mientras el aire es perfumado de margaritas y amapolas.

Que mi hijo se meta entre nosotros en la cama
y juegue retozando de alegría satisfecho.
Y comer fruta fresca que derrame su jugo por mis labios.
Para terminar el día leyendo versos y relatos
que reconforten mi alma de belleza y sabiduría.

Nada me es más grato que estar en casa.
Sin viajes penosos ni lejanos a lugares ajenos.
Andar tranquilo entre mis calles y saludar sin prisa a los vecinos.
Que nada me empuje a la carrera ni me lleve al olvido de mí.