Qué haremos.

Qué haremos.
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Y ahora, que parece que amaina
la tormenta, y nos permiten que salgamos
a la calle con la mascarilla puesta,
¿qué haremos?... ¿empezaremos a arreglar
las cosas, dejaremos el camino
equivocado, o, nos resignaremos y
nos sentaremos en la terraza de un bar,
para tomarnos una cerveza, y oír
a las cotorras cantar?... Decidme,
¿qué haremos, cuando nos demos cuenta
de que seguimos siendo presos de
nuestros errores, y, de que a partir
de ahora, no nos podremos
besar ni abrazar? ...

Y ahora, que parece que amaina
la tormenta, y nos dejan salir a la calle,
como a los presos que consiguen
su libertad, ¿qué haremos...
miraremos el cielo, suspiraremos,
le daremos gracias al Señor... o,
reflexionaremos, y haremos examen
de conciencia para admitir nuestra
culpa y rectificar?...

¡Oh sí, qué haremos?, ¿nos quedaremos
quietos como espantapájaros, viendo
como pasan las horas y los días, seguiremos
con las mascarillas puestas, miraremos el cielo…
o, nos llenaremos de fe y esperanza,
para construir con nuestro esfuerzo
y nuestros brazos, un mundo nuevo,
más humano y fraternal…
para que, cuando volvamos a aplaudir
en los balcones, no sea para darle las gracias
a los médicos y a los enfermeros por
su ayuda, sino, para manifestar
nuestra alegría, por haber derrotado
al egoísmo y a la avaricia, y, haber
instaurado, ¡de una vez y para siempre!,
el reinado perdurable del amor
y de la paz…

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Francisco López Delgado.
(Franlodel)