Quiero levantar dos vasos

Tenía 17 años, una niña que fingía tener todo resuelto, con un vaso de plástico bien aferrado a mi mano y "play hard" sonando de fondo.
El éxtasis de cantar con alcohol sobre mi cabello y saber que no se podía llegar más alto en una noche.
Dios, me habría gustado saber que en el fondo, a esa edad no sabía nada y ciertamente, actualmente tampoco.
Pero uno se siente grande, con las luces multicolores haciendo brillar a los desconocidos con cabañas en el lago. Esos que querían cautivar a las niñas, que al igual que yo, se sentían importantes por sus invitaciones sugerentes.
Alguien listo para decidir cuál sería mi destino en unos cuantos años.
Ciencias.
No me gustan los números.
Literatura.
Me encanta escribir, pero no me gusta que me lea cualquiera.
Música.
Algo con intensidad, infravalorado en un mundo superficial.

Y sigo sin entender cómo llegué hasta aquí. Si sólo era una niña que creía saber lo que quería. Cuando quizá sólo me dejé llevar por la luminosidad de un camino predeterminado y le di la espalda a terrenos menos seguros, pero que quizá me habrían dado tranquilidad, si es que no felicidad.
Tal vez, mi vida no habría sido luminosa, pero habría podido levantar un vaso en cada mano en medio de la oscuridad, con "sweet nothing" sonando fuerte por los parlantes, retumbando en mi corazón.