Merecer sentir

poema de FlavioP

El sol no estaba a mi favor,
compartía mi agonía.
Se refugiaba en nubes grises,
yo en canciones tristes.

Un árbol, viento, grass y ese sentimiento que no tiene nombre
que estremece mi cuerpo,
me carcome por dentro.

El placer de sentir regía los poros de mi piel.
Caminé y caminé
fue el destino,
lo sé porque te encontré.

Toda en tu ser, en tu simplicidad
en tu mirada triste,
en eso que no hiciste para estar así,
sola, sin nadie en ti,
como nadie en mi,
tu y yo
la magia en el cielo estalló.

Mi cansado corazón no soportaría otra decepción,
más pudiste olfatear mi intensión,
turbia,
indecisa,
noble y sin malicia.

Caminé,
al menos sé que eso hago bien
porque puedo ser humano,
porque puedo estar agotado
y seguir por mi,
caminando
hacia donde el desenredo de mi vida
se haga visible,
donde yo tenga el mando
de lo que por mucho tiempo solo fue triste.

Tú estabas conmigo,
no me dejaste,
no me engañaste.

Tu mirada se parecía tanto a la mía,
vacía,
aclamando eso que no se puede experimentar solo,
lo que una madre siente por su fruto hijo,
lo que Dios siente por este mundo que es un acertijo.

Te amaba,
y aunque no te dejaba,
ya te extrañaba.

Nuestro encuentro sería un big bang de un sentimiento sin nombre,
de eso que no conoce el hombre que es normal,
del contacto de la luz y la oscuridad,
y años que caducan en un momento de existencia
ante la plenitud de la fragilidad.

Testigo natural,
litros de agua,
de nuevo el grass,
la soledad,
todo en mi, todo en ti
en este corazón que tocaría tu alma,
que rosaría tu ser,
tu piel,
lo que a simple vista no se ve,
lo que cuesta aprender.

Aunque no me hablaste, ni emitiste sonido a mi
tu caminar cansado, tu semblante agotado
¡Mi princesa! rompieron mi corazón
y al saber que no dudaste,
mi razón y mi corazón
pudieron entender que necesitabas de mi
como la vida del sol
y yo de ti
como de mi vida el control.

Faltaba poco
y ¡Oh Dios!
el mundo se congeló,
nadie más respiró,
para mi,
para el mundo que te construí
¿Dónde estabas?
mil demonios entre tú y yo
te acorralaron,
te empaparon de paraísos paralelos,
ficticios y embusteros.

Charcos de desgracia mojaban mi mente,
mi este, oeste,
norte y sur,
¡Mi Cruz!
por ti,
por tu fugaz destello de luz.

La marea bajó
y el mar te llevó
con mi corazón en tu mirada
pedazos de viento que cubren tu despedida
pero el que ama, princesa
el que ama nunca olvida.

Al fin llegué, ya sin ti
llegué a mi, a mi ser
a eso que no se esconde
a sentir nuestro sentimiento que no tiene nombre.

¿Podrá aguantar mi alma tu extravío?
emitiendo mil latidos sin ritmo,
quebrantados e inconclusos
supe que no
y corrí por ti,
por mi salvación.

Y la vida se ensaña,
las lagrimas triunfaron,
tu amor era más que lejano
más ahora te pienso, te añoro
a paso y trote,
de lleno al cofre,
cual espíritu de roble
que divaga al compás de nuestro sentimiento que no tiene nombre.

Flavio Portillo, Lima

Comentarios & Opiniones

Lorena Rioseco Palacios

Excelente poema, todas las estrellas!

Critica: 
FlavioP

Gracias Lorena, muchas gracias.

Critica: