Alegraste y Arruinaste

He llegado tantas veces,
hay un motivo
uno contra mil,
mil contra ti,
por eso iré siempre tras despertarme
a sentir mi desinterés asomarse.

Ellos creen que creces
solo yo conozco la verdad de lo que pareces
tu alma envuelta innumerable veces
todita para mí
¿Quien más la tiene?

Un agrupado de tiempo más,
igualdad a la normalidad,
son tiempos menores
ante la mayoría que debe ser inusual
pero es habitual,
temporal en la fragilidad,
eternos en los cimientos de mi vitalidad.

Es que yo los amo,
cada tonto y gran momento
en donde no hay nadie más.
Nuestra idea denotar
hacerse realidad
que habite en el placer
que significará tocar.

Y a propósito del tiempo
que recoge el revivido momento,
esta vez me evitas
pero no puedes huir,
la visión se lleva en la mente
y mi fijación todo ha de sustituir.

Por allá
¡Vamos por allá!
Cambia de dirección
también habito en lo que te aqueja
en la entrañas que el pasado ata con coraje en nuestra carrera
que inició y se mantiene lenta,
que nació en una historia escueta
y creció expandida,
vivida
y temida como eterna en la historia.

Lo nuestro no es físico
y todo es presencial,
muy poca abstracticidad llega a calar
pero la agresividad de este juego
impregnada está
en las trampas de la banalidad.

Nuestra vida es un aroma
del cual tenemos idea,
lo conocemos
más no lo olemos cuadro tras cuadro,
lo creamos y tenemos
como la sagacidad del oxigeno en tu cuerpo.

Es inmaterial hasta nuevo aviso,
frío,
pues muerto ante lo revivido
es tuyo y mío
digno y aveces pillo,
dulce como tu piel,
pálida ante las explicaciones que le exijo.

Vas, ahí vas
sabiéndome,
mirando lo que sabías
y no creías querer saber.

Y ese agregado humano a tu costado,
tan fácil
para ti será río,
una ida con fin
y el mar al que con amor evaporaré
yo transformaré
y serás mi don.

Regresarás
para ser tu llegada
cuando sepas que dos son uno si miras y sientes bien
y que amas con sensación de sed,
a quien desnuda tu ser
te cuida y ve que aunque huyas
conoces lo maravilloso que fue,
y será,
pues el que amó
también amará.

Autor: Flavio Portillo