Dios

poema de Filosofa

La brisa lleva a mi oído un susurro. apenas audible, lo escucho, no lo comprendo. Me doy cuenta que aunque trate de entenderlo nunca lo haré, y me sorprende que el hecho de saberlo me lleve a una paz que no tuve al preguntarme que era aquel susurro. Me doy cuenta que la pregunta correcta es que haré para que ese apenas audible susurro crezca en mi interior y llene mi ser. La respuesta puede ser fácil, pero como la acción es lo que cuenta se hace pesada la tarea de hacerlo. De nuevo caigo en malos pensamientos. No es pesada si llena mi corazón y me ayuda a saber quien soy. Una duda nace en mi y retrasa mi tarea. La muerte es una salida fácil. Morir me llevaría a la respuesta de todo lo que me imagino, la respuesta de quien soy y de dónde vengo. La duda es sacada de mi interior cuando me doy cuenta que la muerte me respondería todas las preguntas, menos una. Que pude ser, que va importar quien soy cuando ascienda al llamado reino, lo que importara es que hice en la tierra. La muerte desaparece de mi mente y la paz regresa a mi alma. Ese susurro se hace muy audible, después como un grito llena mi interior y me doy cuenta que no importa de donde vengo, ten fe, lo que importara será en que me convierta.