Sexta década, ella y un sueño.

Sexta década, ella y un sueño.

Y los días pasan y pasan los muy canallas,
como tormentas que destruyen el alma,
y mi bella amiga de mil batallas,
aparece y roba mi intimidad, mi calma.

Aquí estoy, dibujando tristeza otra vez,
diciendote que del pasado soy rehén,
¿Quién soy yo para aun retenerte?
detener el viento y el deseo con desdén.

El latido de mi soledad percibo, escucho,
me hace recordar lo que en sueños tenía,
y lo que con insomnios perdí
y lo que tenía, afortunado tenía!!!!!

Ahora aquí estoy solo otra vez,
conmigo borrosas visiones de fino cristal,
siguiendo espejismos de oropel,
queriendo a los sueños tontos envolver
¿Tienes alguno para vender?

El espacio de la web se hace angosto,
empiezo a escribir de nuevo,
los mensajes vuelan,
las caricias crecen y se vuelven megas,
una lágrima corta el ciberespacio,
otra vez.

No soy ni la mitad de hombre que era,
solo dueño de un gris corazón roto,
algo dentro de él estaba inerte y oscuro,
pero allí estaba ella, con sus compases,
sus letras para todo magicamente resolver.

Mi egoísta sensibilidad no había suscrito,
que sus ojos cañones de luz generan,
que su boca ardiente pedía con un grito,
que sus gestos plegarias de amor fueran.

En el borde de mi sexta decada,
cuándo la fuerza declina y no alcanza,
ella, como paloma blanca,
a mi debil alma,a mi enmendado corazón,
canta hermosa canción,
brinda añorada y sutil esperanza.

Esperanzado hoy, tal vez lo sea mañana,
pero la música que de ella emanaba,
me era inquietantemente familiar,
su voz mi oído mágicamente encantaba.

Y la veo intentando con todas sus fuerzas,
mas de lo que en una vida hice por mí,
sus palabras de poeta, su voz de coro,
y su melodía, nada más le importaba,
pues solo con eso, ella me salvaba

Pero nubes de miedo, mortales tormentas
mi cielo sombrío lentamente cubrian,
el mar cambia en aparencia de color,
pero pérfido y traicionero seguirá siendo.

Y así, con el flujo lento de la edad
y mi viejo deseo de complacer,
ahogó su esperanza en ese, mi mar
En el borde de... mi sexta década.

Fui a buscar otra lejana respuesta,
pero me perdí en un enjambre,
retorcidas escaleras que no podía comprar
y sinuosos pasillos, tortuosos además,
donde retumbaban incoherentes voces.

Y no pude encontrar el camino,
sólo no supe escuchar su llamada,
como la de un ave nocturna cantando,
"Ven aquí , salva tu vida, salva tu alma"

De repente ya no había nadie, ni un ser,
solo yo, dueño de mi corazón solitario,
de una avalancha de lágrimas preso,
nadie, pero nadie realmente me oyó caer.

Comentarios & Opiniones

Xio

Se cubren de nostalgia los versos del poeta, un placer la vida, abrazos cordiales, feliz tarde Michael.

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