El espejo.

Hay un viejo,  con el que me puse a platicar del amor. Y sin más preámbulo,  le solté tu nombre, le hablé presuroso de tu pelo corto y de tus hermosos ojos color café, le presumi mis manos que te acarician tanto,  le hablé de tu voz, de tu risa escandalosa,  de tu corazón roto y, de mi amor por ti.

Hubieras visto su sonrisa cuando le hablaba de ti, contento  de  verme ilusionado, presuroso dijo:

-amigo mío.
ve con cuidado. Me preocupa el cariño que le puedes dar. No es de un buen amigo no mostrarte las espinas del rosal y ella, desde tus ojos; es la flor hermosa y tú querido amigo  dócilmente el  corazón te dispones a entregar.

-Ya lo sé  viejo, pero,  el tiempo pasa y no estoy dispuesto a quedarme con uno solo de los besos,  que tengo destinados para ella.

Así  que, me has de perdonar pero, voy a tapar el espejo; te cité aquí para decirte lo loco que me siento, no para que me digas: ¡ándate con tiento!
Extracto de "Amor de un viejo"
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Ciudad de México, 16/10/2021.
Adrián.