VISITACIÓN SIBILA (Almita)

Uste`no sabe el miedo que sentí
por junio de mil novecientos ocho,
(Si no me cree, pregúntele a Fray Mocho)
cuando vi a Don Leonardo Condorì.

Franqueaba el monte cuando comprendí
que lo tenía, crea. justo enfrente.
Me sonreía y en sus negros dientes
mi suerte mala al fin yo presentí.

De poca talla, grandes sus orejas,
un tajo había en su cara y más abajo,
cruzándole el cogote, hallé otro tajo,
Reproches ambos de injusticias viejas.

Visitacion mi nombre y me apellidan
Sibila, pero todos en La Hacienda,
me han de llamar Almita y soy la prienda
de aquel que volverá de La Partida.

Le doy mis veinte céntimos de pesos
y uste` me da su cuerpo. Diga sí.
Así me habló Leonardo Condori,
A ver si por dinero le intereso.

Tentada por la carne, como un Judas
a punto estuve de cerrar el trato.
Por muerte natural o asesinato,
Me dijo, de seguro que estas viuda.

Al escuchar blasfemia tan sañuda
De sus brazos hui, aunque fue en vano.
Rabioso como un perro alzó su mano
derecha y su puñal me dejó muda.

No siento más el miedo que sentí.
Tampoco ya mi suerte, es suerte mala.
Hoy muerta, ya más nadie me apuñala.
No entra aqui, Leonardo Condori.

LUCIANO CAVIDO