LA CIMITARRA

Esa filosa luna que, en Oriente,
Enfrenta a Sarracenos y a Templarios,
Hizo de Sandokán un temerario.
Y de Simbad, marino tan valiente.

La que montó caballos y bajeles,
Por oscuros desiertos y por mares.
La que empuñaron los antiguos zares.
La que ha decapitado a los infieles.

Defensora sagaz del Islamismo.
Su nombre me recuerda a Saladino.
La muerte elemental fue su destino.

Entre su ayer y el hoy hay un abismo.
Tu acero me atraviesa y me desgarra.
¿Quién eres… oh, curiosa Cimitarra?