CONFESION DE RASKOLNIKOV
poema de LUCIANO CAVIDO
Es cierto la maté, nada me aqueja.
No siento culpa, ni remordimiento.
Nadie me obligará decir: Lo siento...
Al fin y al cabo, solo era una vieja.
Un ser tan inferior como las ratas,
parásito, usurera, explotadora.
Ni tu hermana Lizáveta te llora,
Y ya ni tu dinero te rescata.
Con un fuerte tirón, abrí la puerta
¡Oiga! ¿Quién es usted? ¿y Qué desea?
Su cara aún más vieja, aún más fea,
Hizo que más la odiara... y no exagero,
Tres fueron los hachazos, tres certeros
impactos, para que cayese muerta.
Comentarios & Opiniones
Hermano, qué sonetos tan bien cultivados, compartimos la misma pasión.Ahora con Crimen y castigo. Saludos