BREVE HISTORIA DE DON ATANASIO GIL

Sin otra posesión que su escondite
y su cuchillo, el gaucho al fin se entrega.
En su mesa de luz, Cristo reniega
de Dios, porque su historia se repite.

Rodeado está Atanasio Gil, lo admite.
El ruido de las botas, los ladridos.
¡Salí de ahí, cristiano malparido!!!
Si intentás escapar, mejor morite.

Su mano izquierda asfixia su puñal.
La puerta cae de espalda. El comisario,
lo mira como miran los sicarios,
con la mirada fría y criminal.

No te hagas el audaz, gaucho de mierda,
tirá ese fierro y date por perdido.
Si te mato, tu muerte no hará ruido.
Ni tu propia mujer ya te recuerda.

Desde aquellos delitos tan siniestros
Jamás ha vuelto a ver a La Consuelo.
Huyó mientras rezaba un Padrenuestro,
Con uno que podría ser su abuelo.

El negro Ambrosio y Nicanor Palacios,
Prudencio el manco, Hermenegildo Alambre,
Bravos gauchos ayer, hoy solo fiambres,
Por obra y gracia de Don Atanasio.

Rufino Reyes,Saturnino Heredia,
Los hermanos Crispín, Cirilo el rengo.
La lista sigue, pero me detengo,
Para finalizar esta tragedia.

Antes finado, sepa, que estar preso.
El comisario advierte: Hoy te entierro.
Soltándole la rienda a cada perro,
No queda de Atanasio... ni los huesos.

LUCIANO CAVIDO