EL NIÑO Y LA PALOMA

EL NIÑO Y LA PALOMA

La luna cabalga sobre estrellas fugaces
Los álamos tiemblan bajo el gélido viento del norte
El mar carraspea a tormenta
Mientras un niño llora a la verita de unos sauces

¿Niño por qué lloras tanto?
Le preguntaba una paloma sin mensaje
Cuando ya clareaba el alba
Y esperando respuesta, junto a él se acurrucó

¡Ay¡, Pichón azulado
Que vuelas con estelas de plata
La felicidad me esquiva, por los rincones
De los que no vuelven las golondrinas
Donde desaparece la blancura de mi niñez
Donde se amontonan tantas hojas caducas
Y no puedo salir de aquí

¡Además!, cuando piso los caminos
Estos solo restañan miedo y rencor
Y me asusto
Crujen y susurran
Y añoro mi vientre materno
Pues me siento solo y olvidado

¡Ay soledad!, exclamó el pichón
Maldita soledad
Cuanto añoro tu ausencia
Capaz eres de cortar una brisa
Y de apagar una estrella
Pero confundes en la lejanía
Multitud
Con compañía

Solo un consejo puedo darte, mi niño
La soledad solo cura con amor
Pero no lo busques por profundos abismos
Ni por sitios imposibles, ni indecisos
Eso después
El primer amor, que debes buscar
Y que te permitirá alcanzar los demás
Para así ser feliz
Solo habita dentro de ti