Haz que tu luz sea al puro amor

poema de el condor

Fuente Literaria/ N° 14
Haz que tu luz sea al puro amor
A Omaira Micaela Yépez Leones
La pereza de la muerte se acerca ante los rayos de luz en su afán estéril,
Cobija sus rayos en mi rostro, herido por lo años.
Al cerrar los ojos, observo tu vasta sombra, es una tiniebla primaria
Somos una memoria del tiempo.

De niño jugamos a ver los aviones desde el pasillo del superbloque
Tu mamá traía entre sus manos un bolsón de pan y nos obsequiaba cuatro,
Dos para ti y dos para mí.
Eras una niña risueña.
Me agradaste.

Omaira Micaela, empezaste a decirme Camco, corrías hasta el final
Del pasillo, gritabas ¡Camco! ¡Camco!
En Puerto Cabello, me llamaban por maracucho, ¡maracucho!

Omaira, somos una galería oscura, un montón de huesos, temblamos
Ante nuestra alma.
Entonces, nuestras almas se copiaron en la niñez, jugando entre Los Leones.
El cielo, abre hoy sus ojos, rosa de los deseos.

Brotan de noche, tus sueños, llevamos vendas para descubrir lo eterno.
Viajas en el vientre de tu madre, Rita, hacia los lienzos que trazan un camino,
Es el nuevo nacimiento.

Tu resplandor, cubre tu sombra, pasa el fuego respira dentro del pecho
De tu madre, solo aguas, frente al aeropuerto y las olas del mar, es el farol.
Sino el tiempo, nos recordamos en la jornada de la familia tenemos que estar unidos,
Hubo un silencio largo, respiro dentro del pecho.
Todo esta escrito, los pechos se abren para dejar tu cofre guardado a quienes amas.
Es la cima, es la mano ausente, es tu huella desde niña.

Te vi, muy pequeña, creciste hasta mujer. Conciencia nos queda, una corona
Es invierno, goteas tus lágrimas.
Omaira, tu rostro está en el Castillo del Cerro Azul, eres la tercera que está allí,
Ya no vuelven, solo el mañana.

Es el eco, es una flor que se deshoja. Verán la conciencia de cada hoja de nuestra vida
De una luz que es silente en el viajero.
Están en el cristal del aire que no hiere, a mi lado esta Jehová.
El no hiere, el nos ama, faltan dos pasajeros en ese cristal
Iremos al Tercer Cielo, ustedes ya albergan las banderas del tiempo.

Las velas, la llevaremos en el mañana, me trasfundo en la niebla y me dejo caer,
El superbloque, corrías y corrías, agarrabas a Rita por las pantorrillas y esperabas el pan,
Para mi y, para ti.

Somos niños, correteamos en el camino de Mamo, sobre la arena, más allá el mar abierto del Caribe,
Luces calladas, mis sentimientos hacia ti, ya nos vamos, nos despedimos entre dictadura
Para no conocernos. Somos la lluvia para vivir de recuerdos.
“Somos libres, nos adherimos al polvo como el grano de trigo en la tierra, somos lluvia para al fín olvidar el presente”
Camco

Emiro Vera Suárez/ 13/09/ 2020