En la orilla del abismo

En un mundo de neblina y tempestad,
Me abandonaron en la orilla del abismo, un abandono eterno y punzante.
Suya la decisión no fue, pero gran dolor y soledad trajo su inhabilidad de vida.
Perdido en la soledad, no encuentro esa luz de esperanza que todos me recomendaban, no existe, no para mí.
Miro otras vidas, cambio otras vidas, pero nunca seré como ellos, imposible.
Hay algo en mí roto, irremplazable, sin arreglo, aunque imite y tome la forma de la muchedumbre, del montón, nunca.
Los instantes, de placer, amor, felicidad, son arropados con una sábana negra, que con gran apetito, los devora con un egoísmo infinito.
Abandonado el la orilla del abismo, empezando a descender, empezando a sentir, a vivir. Me quedo sin guía y mapa, sin compañero, sin ejemplo.
La soledad me consume, y no hay remedio para su hambre, solo yo y mi todo...