MOLDE DE CALCIO

En sus ojos no había mirada
eran dos bocas hambrientas
sus labios un ojo adivinando y presintiendo la piel
sus manos eran blancas como dos besos fríos y pálidos
su frente amplia, en ella cabria el mundo y quizás un poco más
perfecto y terso molde de calcio
dulce muerte me miraba y me cubría con la tierra húmeda
mugía sobre mi rostro toro negro bravío
negro como los ojos de un cuervo
negro como el plumaje de la noche
negro como el pelaje mismo de las sombras
tan negro que no había cabida para más sombras,
porque era la sombra misma de la noche
su voz hablando en lenguaje indescifrable
eran como mil lobos aullando al mismo tiempo
su aliento olía a incertidumbre, tabaco y petricor
me pareció ver dos cuernos adornando su cabeza
dos puntas, dos pináculos abriendo dos vórtices
dos mundos chocando y a la vez complementándose
el ósculo cálido de mil millones de miocardios estallando,
se derramaron en mí como un timbre conclusivo
¿Por qué no morí ese día?
no lo sé, aun busco ese beso conclusivo
hoy no,
quizás mañana,
solo un poco más.

Eduardo Martínez Márquez, 2016
Derechos Reservados

Comentarios & Opiniones

María Cruz Pérez Moreno -acnamalas-

Eduardo felicitaciones por tu buena pluma, ha sido un placer leer tu escrito, saludos.

Critica: 
Sabina

Buena narración , linda rima .Felicitaciones .

Critica: 
La Dama Azul

vuestro uso de la palabra es una fuente generosa que expresa en cada trazo lo preciso y lo improbable de expresar. Lograda obra¡
Reciba mis cordiales saludos.

Critica: