Parque Centenario

poema de Edgard

Es dramática la vida del amante, vagar solo con tinta en mis pensamientos intensifica las pasiones más puras entre toda la basura acumulada por los narcóticos que frenan la ansiedad de recorrer los caminos en busca de mi destino, una muerte oscura y tenebrosa que haga temblar el Olimpo que ahora yace en la oscuridad.
Ahogarme en silencio para respirad el sonido animal en mañanas libres de rutinas trágicas, olfatear las imágenes de muertos disfrazados que caminan en círculos gigantes en una sociedad sin memoria que jamás recordara sus huellas impresas en el pavimento tétrico que guarda debajo sangre de infortunados dominados y masacrados por señores burgueses que hoy tratamos de alcanzar por admiración a la misma destrucción.
Años y años se derriten en esta calesita de mimos sin gloria, juegan distraídos en el tablero giratorio construyendo vanamente un futuro para llenar sus bolsillos de ambición y codicia, mareados vomitan sus sueños mientras duermen en jaudas sofisticadas, en sus modernas cavernas dieron forma a figuras ilusorias de barro para tapar la luz de la verdad callando así la búsqueda insaciable de razón.
Seguimos encadenados a la sombras, eras y eras de esclavitud hasta el holocausto final, el fuego no los quema, los hipnotiza, el cambio constante los atemoriza, oscurece sus sentimientos y así su alma desangra por la eternidad de los siglos oscurecidos regando las raíces de la globalización.
Entro en una agonizante desesperación cuando me siento parte de ellos y luego entiendo que ya soy parte de ellos, quizás muera por el fuego hipnótico, hasta tengo ambición y codicia en mis bolsillos. Para librarme de mis cuerdas tengo que asesinar mis miedos y mis sentimientos abstractos, la lista es más pequeña, la circunferencia también. Resumirme en nada es la salida de la monotonía, el precio de la autarquía, sin amor ya no habrá valor, sin pasión olvidaré la moral, aunque sigo mareado vagando solo.
Me esfuerzo por encontrar un motivo para no derretirme entre ellos, y todo pareciera basarse en huir para encontrar, en desarmar para volver a empezar, darme una segunda oportunidad y así recontar desde cero mis días de vida, encontrarme con la voz de mi conciencia para no sonar como estos adaptados. No voy a afirmar que mis sueños se parecen a la paz o a la libertad, solo quiero hacer un pacto con la razón del día a día para sentir quizá algo cercano a la verdad. Aunque aún desentiendo completamente si es el amor a la pasión o solo desesperación por la tinta de mis pensamientos.
Pocas veces podré escribir sin la influencia musical, mézclate conmigo, excitémonos para ocasionar orgasmos de carne tras los sentidos que se desarman en sonidos para tranquilizar mis manos inquietas y transcribir imaginación perturbada.

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