Confesar

CONFESAR

Te miro dormida y mis pensamientos se ausentan en tus sueños, tibios como la mañana en los comienzos del nacimiento; acariciando lo manso de tú piel mi visión se sumerge hasta los términos. Indefensa ahogas mi silencio que se evade a tú regazo; despertando
con la mirada viva en el brillo de tus ojos.

Escenario de mi presencia, cuerpo que tiembla en la sombra de la silueta con el canto que susurra en tú alma abierta. Llamado que aviva mis horas muertas cuando el pensamiento es solo el abrigo en tus momentos de ausencia; acercándote calladamente en nuestras noches de argenta donde el calor es el testigo
que me entrega tú esencia.

Naciente de inspiración cuando te acercas en las frases de amor que son las nuestras, ofrendas que se trazan en la certeza, al unirse en el fervor de almas buenas. Una suave brisa nos alimenta al besar tus labios que titilan en la espera.

Edgar Tami

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