El final

poema de Duende celta

Aquí dejo mi ventura de amarte,
en versos proscritos para que se lo lleve el aire,
bajo estas lineas doy sepultura a mis rimas
y hallandome cautivo y alegre de tal prisión
ni me fué el plazer esquivo ni el pesar me dió motivo.

Callaronme la inquisición de mis pecados
y  mi esquivo mirar será perpetuado por séculos agonizar.
De entre los barrotes supe que te amaba de verdad,
pero en ahora y cierto es, el camino ha de torcer.

Por siempre como serpe mundana de trovadoresca escritura
mis lágrimas a tus ojos van a parar,
y una noche de mal lograr
unos besos esclavos bajo olivos a guardar.