No eres mía.

No necesitas rogarlo.
Te miro y es suficiente para entenderte.
Tus labios lo piden con su forma caliente.
No creas que no soy consciente
De esa mirada ardiente y de tu vientre ferviente.
Mejor ven a mí,
Repta como una serpiente en ese nido naciente
Con tus manos impacientes y tu risa vehemente.
Quítate la ropa, y la pena.
Eres la mujer más amena con tu sonrisa plena
Y unas cuantas mentiras de aquellas,
Que siempre supiste lo que eran.
Pero eres una sirena y yo soy la playa y la arena.
Porque sólo eres mujer en mis dominios.
Bebé un poco de vino y concuerda conmigo.
Que lo único que necesitas es un delirio.
Discúlpame si soy algo frío,
Hace tanto que no me siento vivo.
Fluyes a través de mí como el río,
Mejor quédate quieta cariño.
Voy a tejerte un corpiño con la forma de un armiño
Para apoderarme con brío de tu cruel destino
Y enaltecerte en mi cama
Cuando dejes de ser una dama.
Sé que sientes tu cuerpo en llamas,
Pero no voy a ceder hasta tenderte de espaldas,
En mis ganas de convertirme en tu dueño.
Sabes que es mi sueño:
Ser tu anhelo,
Tu único deseo verdadero,
La meta de tu vida convertida en poesía.
¿Te llena de alegría?
Entonces ven querida.
Ya no soporto la agonía
De tenerte cuando no eres mía.