Poesía española.

Todo comenzó un día, en una clase de Lengua y Literatura…

La poesía renacentista como primera andadura:

Fernando de Herrera y Garcilaso de la Vega.;

autores que empezaron a demostrarme que el amor no sólo es un sentimiento superflúo,

si no que también consta de algo más colorido y lleno de ternura.

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Posteriormente, llegarían a mis manos poemas de Góngora y Quevedo,

Barrocos que expresaban lo efímera que es la vida y lo duro que es el duelo;

ya que ‘’La vida es ciervo herido que las flechas le dan alas’’, pero siempre has de recordar
que polvo eres y en polvo te convertirás.

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Sin menospreciar a Cadalso y a Jovellanos con su poesía didáctica,

Llegó el tiempo dónde de la poesía yo me enamoré (el Romanticismo);

Con la rebedía anárquica de Espronceda y Bécquer;
Quiénes con Rosalía,
me enseñaron el verdadero valor de leer.

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Con el paso de los años, mi vida poética, sintió la necesidad de volverse realista,

Y tras varios días leyendo a Ramón de Campoamor, entendí que:
‘’La vida es dulce o amarga…
Que el que la goza la halla corta y el que la sufre la halla larga.’’;

Y desde entonces, mi visión se tornó en un ‘’Carpe Diem’’ sin medidas.

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Creyendo haber alcanzado la mejor poesía,
Conocí a Machado y a Unamuno…

Primeros poetas en los que realmente sentí lo que dolían,
Cuyas letras se me clavaban como cicatrices descosidas.

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Finalmente, descubrí la poesía de mi vida;

Lorca, Hernández, Cernuda, Alberti o Salinas;

Chacel, Concha, Zambrano, Champourcín o De la Torre;

Quienes abrieron mi pecho, e introdujeron dentro de él sus rimas.

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Poesía con la que he crecido,
poesía que leí en mis momentos más oscuros
y que me ayudó a darle sentido a éste absurdo.

Poetas y poemas que me llevan a otro mundo…

De imperceptibles necesidades y analfabetismo vagabundo.