Madurez

Resulta que un día te levantas, y ya las gotas de sudor se hacen rutinarias,

sientes vacío en tu pecho, nostalgia en tus hombros…

Lo tangible se vuelve pesado, lo trascendental pasa de caricias a heridas.

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Tomas el primer café de la mañana, pensando en aquel amor que se fue,

te vistes, te acicalas y tomas tus materiales para marchar a algún lugar en el que, a veces, encuentras felicidad,
y otras, simplemente nada.

Ves las mismas caras,

oyes las mismas voces,

hueles los mismos perfumes;

tienes una mente totalmente desorientada con respecto a lo que ya orientaste…

Todo parece tan común, y a la vez tan extraño…

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Entonces, llegas de nuevo a casa, comes, descansas un rato en el sofá, y marchas a trabajar nuevamente…

Te encuentras encerrado, pensando en países que nunca visitarás,

en paisajes que nunca divisarás;

en labios que nunca volverás a besar…

En ella: su cara, su voz y su cautivador perfume.

Pero aún así, tecleando como un poseso, haces que tú vida pase, por tu futuro, por tus planes, por tu esperanza…

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Miras por la ventana, cayó la noche:

Ves a gente cabizbaja caminando hacia cualquier lugar;

a parejas agarradas de la mano pero no del corazón;

a estudiantes que vuelven de estar 12 horas en un sistema educativo asqueroso…

Pasa la brisa del anochecer, pasa el céfiro del recuerdo.

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Finalmente, decides cenar, aprovechar el poco tiempo que tienes en mirar redes sociales, y marchar al infierno de tu cama…

En ella comienzas a dar vueltas, conversando con la almohada y bailando con las sábanas…

Rememoras cuando ella gemía y sudaba, en el mismo lugar en el que tú ahora te encuentras dubitativo, ansioso…

Y de repente, sin quererlo, pasa su brisa; el aliento del primer amor que siempre tendrá nuestro corazón, que fue el único que nos enseñó a madurar.

La recuerdas; sientes su pelo, su mirada, su corazón palpitando a mil;

escuchas su presencia, percibes su voz; es la única luz que ves en esta oscuridad…

Parpadeas,

parpadeas,

suspiras…

y tus ojos se cierran.

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Con ello, entiendo lo que es madurar, consistiendo en renunciar a circunstancias, personas y hechos; que nunca volverán…

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No trates de buscar un culpable,

no intentes quejarte de la situación en la que te encuentras;

sé que es duro esto de aprender y adaptar; pero todo pasa y todo llega…

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Así que se paciente, por favor, estás donde necesitas estar.