Soneto nacionalista

La bandera es en su piel encallada.
Por la tolerancia, rojo en aquél.
¿De dónde ha hallado esa terrible miel
que a su humanidad dejó derramada?

A la divina abstracción le es fiel.
Como dios, venera una quimera.
El Leviatán le arrastra a su vera,
su razón es servicio de burdel.

Simplificando al humano infracciona
a la verdad de la rëalidad.
Sus bajas pasïones accïona

y la banalidad de la maldad,
en su consciencia como anfitriona,
ama a la dignidad de la crueldad.