Colchones para sobrellevar la vida.

Para sobrellevar la vida, uno tiene que tener dos colchones.

El más usado, el colchón donde siempre “dormimos”, aquel que soporta el peso de nuestros problemas, quejas y angustias. Aquel donde nos revolcamos todas las noches imaginando un mejor futuro o escenas baratas que jamás sucederán, el mismo donde soñamos despiertos porque dormir en ella toma tiempo y la alarma está apunto de sonar.
Ese colchón hundido, que representa nuestra vida diaria. ¿Quién dormiría a gusto en uno así?, además en la cómoda solo hay deudas, frustración, desempleo y un poco de desamor en el cajón de abajo.

Por otro lado, el colchón que les recomiendo tener, el que no tiene desgaste, aquel que puedas usar cuando estés cansado de la anterior o una vez a la semana, darte una siesta a gusto , desperezarse, reír o simplemente abrazar la almohada.
Ese colchón blando, que tiene en la cómoda del costado cigarros, cerveza helada en la nevera y ya ni siquiera estoy hablando del colchón, pero donde sea que este, pueda llegar una acompañante (amante), de esas que dan todo por nada, de las vienen sin compromiso, ni sentimientos y sea periódicamente cambiable.
Todas las anteriores en representación a que alivian el vacío que llevamos dentro y sirven de mucho para olvidar el colchón (hundido) que tenemos para “dormir” a diario.

Uno necesita dos colchones para sobrellevar la vida, dos almohadas para estar cómodos y de vez en cuando, una cerveza con amigos o familiares, que ellos forman el colchón más caro que uno puede tener cuando no puedas echarte en ninguna de las anteriores .

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