ACUÉRDATE DE MÍ

Sobre la fría tumba lastimada en belleza
deja que tu tristeza me acaricie,
cuando todos me abandonen
recuéstate a mi lado, no seques tus lágrimas,
ni limpies el traslúcido maquillaje,
se parte de mi pútrida agonía
y del viento nocturno que desollará las rosas,
¡Acuérdate de mí! Cuando la cobardía
haya ganado su última batalla,
escarba la tierra con palabras de amor
y llantos de redención para mi oscura alma,
desnuda tu fragilidad en el lago de mis huesos
donde el destino cruel no cicatrizó las heridas,
hoy, quiero regalarte una flor y una calavera
para comprometerte a la inevitable despedida,
para tenerte por siempre en mi condena,
la noche caerá como el recuerdo
de las tarjetas fúnebres que abrazaron mi soledad,
después de fastidioso protocolo,
cuando el tiempo sea pasado inerte,
carente de respuestas y sonrisas,
deja que nuestros silencios se besen,
así podré marchitar tranquilo
entre gusanos astillados por el dolor
del taciturno velo que cubrirá mis ojos,
hasta ocultar la gracia de contemplarte,
¡Acuérdate de mí! Cuando en lo absurdo
desdobles los cuadros de mis poemas.
Y sobretodo, ¡Acuérdate de mí!
Cuando tú también decidas atar la lluvia
a la cuerda de un sepulcro.