En el tiempo de Dios

No hay tardíos ni precoces en la voluntad infinita de Dios, aunque incomprensible se tornen el vació y el dolor, cada cosa en su lugar, ordenándose con calma o con violencia, no impera nuestra voluntad, es un plan perfecto de quien no es cuerpo, es esencia.

Muchas veces preguntaba sin alcanzar respuesta, por que mi empeño contumaz no alcanzó la recompensa, comprendía a duras penas , que no todo es como piensas, a veces perdiendo se gana, sólo el tiempo quita el velo a la obra maestra.

La frustración y el resabio, nada hay que juntos no destruyan, pido al creador, que no se haga entonces mi voluntad, sino la suya
Ruego que ante lo inevitable, la resignación quite la macula sobre mis penas y con la vista en nuevos senderos, haga florecer esperanzas nuevas.