Acuarela

Con las manos ella me pinta una nube
las nubes amarillas de color rollo fotográfico
transmutan en elefantes rosados.
Entonces, es el cielo una pista de aterrizaje
llena de carritos hot wheels y también
es una cancha de golf gigante.

Al borde de una ventana junto a los aviones que pasan
es ella una chica triste con un cigarrillo en la mano,
y es su mirada un garabato de basquiat,
y puede ser ella un cuadro de Max pechstein.

Así que se ríe, un dinosaurio
chueco y feo
se ha saltado las márgenes del cuaderno,
dominando la pangea que es la palma
de su mano.
Y es su risa un pájaro cantando, su boca
una canción que me gusta.

Son las mejillas farolitas pálidas
que se apagan y se encienden,
páramos que queman los cachetes.
El nido de dos pajaritos
que se columpian de un huequito a otro
cuando se sonroja.

Sus dientes, jardín primitivo
donde los primeros días de la vida
del sol se quedan asfixiados
en la mancha de nicotina
que tienen los incisivos.

Por lo tanto, los días son pastelitos
de chocolate, son bananitas de café manchandote los dientes,
y es por ello que Imprégnas pintalabios
al espejo que es el cielo.

Y es el cielo, nuevamente,
una pizarra en blanco, superficie de azulejo, fondo gris celeste
regado por los labios,
cielo yerto, cuerpo acuoso
dónde se bañan las pestañas de mi rostro, algodones remojados.

Sí me sonríes quedó hechizado,
bajo un árbol despojado de mi naturaleza
olvidó que estoy allí con ella
mirando el cielo
y en todas las nubes,
postales en tráfico
esperando el cambio del semáforo,
de amarillo a rojo, tus besos
manchados de nicotina
ahora serán mi cielo, el sol
en la acuarela que veo.